Editorial Impedimenta
Siempre me han gustado las historias de superación, en las que las personas salen reforzadas gracias a su valentía, a su perseverancia, a sus conocimientos, o a su buena suerte, que hay de todo. Y desde que conocí esta historia, no he parado hasta que me he leído todo lo que hay publicado sobre ella, y que tenemos en la Biblio, claro. Llevo semanas fascinada por la historia de la expedición del Endurance a la Antártida.
Se trata de una de las grandes aventuras que tuvieron lugar durante el período conocido como la Edad Heroica de las exploraciones antárticas, que va más o menos desde 1888 hasta 1922. Durante estos años hubo unas 17 importantes expediciones lanzadas desde diferentes países. Todas ellas tenían en común el carácter limitado de los recursos disponibles y la adversidad más absoluta del medio natural al que se enfrentaban. Hablamos de expediciones que se convirtieron en verdaderas proezas de resistencia que pusieron a prueba los límites físicos y mentales de los aventureros. Todas y cada una de estas expediciones son fascinantes. Pero hay una de ellas que logró lo que ninguna, que todos y cada uno de sus participantes volvieran vivos.
Y esta es de la que os quiero hablar hoy. El viaje que emprendió Sir Ernest Shackleton con el barco Endurance y su tripulación. Su objetivo al iniciar el viaje era atravesar la Antártida, y no lo logró. Pero dicho objetivo tuvo que ser descartado y sustituido por otro cuando comprendió a lo que se enfrentaba. Su objetivo final, mucho más grande, más difícil, más imposible fue poner a salvo a toda su tripulación. Y sí, lo consigió.
«Eramos unos intrusos indefensos en un mundo extraño», escribió Shackleton. «Nuestras vidas dependían de las desoladoras fuerzas primigenias que se burlaban de nuestros pobres esfuerzos».
Hay varios libros muy interesantes sobre el tema. Yo voy a presentaros el de William Grill. Al final os nombraré otros por si queréis profundizar en el tema.
He elegido este libro porque me ha gustado mucho como expone toda la historia y porque es una edición muy cuidada y bonita. Me han encantado las ilustraciones que son tan importantes en un libro de aventuras. Pero lo que me ha decidido es que presenta a toda la tripulación con sus nombres y los cargos que ocupaban. Después de leer el libro y de conocer a todos, no hay nada mejor que volver hacia atrás y repasar cada nombre siendo consciente de lo que consiguió cada uno.
Shackleton se había propuesto atravesar a pie la Antártida. Para ello se preparó a conciencia durante mucho tiempo, tomando decisiones, buscando financiación, preparando la equipación… Pero desde mi punto de vista, hubo dos cosas que hizo especialmente bien. Seleccionó a los 26 mejores marineros de entre cinco mil que se presentaron y consiguió el mejor de los barcos fabricados hasta el momento en astilleros de Noruega, especialmente diseñado para navegar entre placas enormes de hielo. Tanto el comportamiento de la tripulación como la fortaleza del Endurance (así bautizaron al barco) fueron decisivos para la superviviencia de todos.
Fijaros en las ilustraciones sobre el Endurance. Explica muy bien cómo lo construyeron y qué tipo de barco era. Increíble toda la equipación que llevaban a bordo. ¡¡Y qué me decís de los perros!! Seleccionaron 69 de todas las razas posibles traídos desde Canadá. Estos animales tuvieron un papel muy importante, no sólo porque ayudaron en el transporte de todo el equipo cuando tuvieron que abandonar el barco que finalmente fue engullido por la banquisa, sino porque fueron una compañía inmejorable y porque sus cuidados mantuvieron a la tripulación activa en todo momento.
El día 8 de agosto de 1914, el Endurance zarpó desde Plymounth a Buenos Aires, con la tripulación y parte del equipamiento pero sin el Jefe. Sería el 5 de diciembre del mismo año cuando zarparía, ya con Shackleton a bordo, desde Georgia del Sur hacia las islas Sandwich del Sur, rumbo a su destino. El viaje terminaría dos año más tarde, en 1916. Eso sí, con un final tan feliz como inesperado.
No voy a contaros todo para no desvelaros la historia. Tan sólo os diré que durante dos largo años se enfrentaron a temperaturas extremas, a mares feroces, a condiciones tan adversas que alcanzaron en numerosas ocasiones el límite de sus fuerzas. Pero la esperanza de volver a casa, la valentía, la resistencia, los conocimientos tan especializados que tenían de múltiples disciplinas, y sobre todo el liderazgo de Shackleton hacia el que todos demostraron una lealtad y una confianza indestructible, les salvaron la vida.
«La navegación era extremadamente peligrosa ya que un agua veloz y espumosa lanzaba bloques de hielo a uno y otro lado, y las olas despedían chorros de agua gélida de veinte metros de alto».
«Agotados, los hombres se apiñaban para retener el calor bajo una nieve que seguía cayendo en silencio, cubriendo sus cuerpos como un manto blanco. La lucha por la superviviencia se estaba cobrando su peaje».
Y aquí me quedo. No voy a contaros nada más. Ahora os toca a vosotros contarme si os ha gustado.
Ya sabéis, como siempre podéis encontrar este libro en la Sala Juvenil de la Biblioteca. Su signatura: J-910 GRI via
Y aquí os dejo otras referencias por si queréis profundizar en el tema.
- Atrapados en el hielo: la legendaria expedición a la Antártida de Shackleton de Caroline Alexander. Editorial Planeta, 2000.
Lo mejor de este libro es que contiene las fotografías que sacó el fotógrafo de la expedición Frank Hurley. A través de ellas se ve de maravilla la vida que llevaban y las enormes dificultades por las que pasaron.
- La prisión blanca de Alfred Lansing. Editorial Mondadori, 2000.
Alfred Lasing basa su libro en los diarios de a bordo y en las entrevistas que hizo a parte de la tripulación, por lo que contiene testimonios directos. Es un libro que cuenta prácticamente jornada a jornada la expedición.
- Shackleton : guía para jóvenes de Christopher Edge. Editorial Lóguez, [2006]
Biografía de Shackleton en la que cuenta aspectos de su vida que no salen en el resto de libros, pero con menos información sobre la expedición de la que hablamos.
¡Feliz lectura!
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